La ceremonia fue impecable, casi irreal, y Evelyn la atravesó en silencio con las manos sobre su vientre.
Aplaudió al final, suavemente, porque no había ido a causar problemas, aunque los problemas la encontraron igual.
Durante la recepción, Nathan se acercó a ella con dos padrinos, hablando lo suficientemente alto para que otros escucharan.
La llamó su exesposa favorita, y Evelyn respondió con calma, felicitándolo sin perder la compostura.
Nathan se burló, diciendo que no había ido a felicitarlo, sino a presumir su pequeño problema, mirando su vientre.
Evelyn tensó la mandíbula y dijo que era su hijo, y que él lo sabía perfectamente.
Los invitados jadearon, y Marissa se acercó exigiendo explicaciones mientras Nathan intentaba desacreditarla.
Evelyn recordó que él había rechazado la prueba de ADN, y el ambiente se volvió denso, cargado de tensión.
Cuando ella le pidió que no lo hiciera, Nathan sonrió con frialdad y dijo que apenas estaba comenzando.
Entonces extendió la mano y tiró con fuerza del vestido de Evelyn, rasgándolo del hombro hasta la cadera.
Evelyn gritó y retrocedió, cubriéndose como pudo mientras la sala explotaba en gritos, murmullos y risas crueles.
Nathan declaró triunfante que así todos podían ver a una mentirosa desesperada, mientras los teléfonos grababan.
Las lágrimas no brotaron por vergüenza, sino por una furia contenida que había esperado demasiado tiempo.
Evelyn se enderezó, levantó la mano para detener a quienes intentaban ayudarla y habló con voz firme.
Dijo claramente que Nathan acababa de cometer una agresión frente a trescientos testigos.
Añadió que, además, acababa de proporcionar la prueba que faltaba para demostrar la verdad.
Sacó su teléfono y reprodujo una grabación de voz que resonó por todo el salón.
Era la voz de Nathan pidiéndole que guardara silencio sobre el embarazo hasta después de la boda.
En la grabación, él admitía que el bebé era suyo, pero que no arruinaría su carrera por ello.
El salón se llenó de jadeos, y el rostro de Marissa perdió todo color al escuchar cada palabra.
Nathan intentó arrebatarle el teléfono, pero fue detenido por el personal mientras los invitados se alejaban de él.
Evelyn le recordó que él la había humillado, y que por eso se había preparado para sobrevivir.
Reveló que la grabación ya estaba en manos de su abogado y de los principales medios de Texas.
El murmullo se convirtió en juicio colectivo, y la imagen impecable de Nathan comenzó a derrumbarse.
Marissa dio un paso atrás, acusándolo de haber abandonado a su esposa embarazada y de haberle mentido.
Anunció que el matrimonio quedaba anulado, porque no se uniría a un hombre que descartaba personas.
Se quitó el anillo y lo arrojó, mientras el público, increíblemente, aplaudía.
Alguien gritó que el video ya estaba en internet, y los teléfonos comenzaron a vibrar sin parar.
Los titulares aparecieron al instante, y el imperio de Nathan se desmoronó en tiempo real.
Patrocinadores se retiraron, socios lo abandonaron y su equipo de relaciones públicas lo dejó solo.
Antes del atardecer, Nathan estaba sentado derrotado, sin controlar absolutamente nada.
Evelyn salió del lugar envuelta en un chal, mientras los invitados se abrían paso con respeto.
Afuera la esperaba su hermano Lucas, quien la abrazó al verla y le prometió llevarla a casa.
Evelyn tocó su vientre y repitió la palabra hogar como si fuera un ancla.


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